En julio pasado se cayó de la selección del Eurobasket. Se acercaba a los 180 kilos y prometió "realizar un entrenamiento específico para adelgazar". Durante el verano los rumores apuntaban a que iba por el buen camino, pero en octubre, en la presentación del Olympiakos, su silueta apareció más oronda que nunca (en la imagen). Gershon ya no contaba con él y Sofoklis se encerró en su burbuja, alejado del equipo y agarrándose a un plan personalizado que no respetaba.
Su peso aumentó hasta el infinito, fuentes próximas al club de El Pireo hablan de 200 kilos y el Olympiakos dijo basta: "O adelgazas al menos 30 kilos o rescindimos el contrato", le exigieron a la vez que le presentaron tres centros de recuperación en Suiza para que eligiera uno. Tras varios desencuentros, el pívot ha accedido a marcharse pagando él. Pasará tres meses en el país helvético, donde vigilarán su obsesión por la comida. Muchos le dan por perdido como atleta de élite, pero Sofoklis promete volver: "Lo conseguiré". De no lograrlo, un dietólogo griego dice que alejado del deporte su vida podría incluso correr peligro.
Diario AS
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