jueves, 13 de septiembre de 2007

El papel de Siskauskas


Lituania-Eslovenia. Última jornada de la segunda fase para determinar quien queda primero del grupo F. Faltan tres minutos para terminar el segundo cuarto y se lesiona Jasikevicius. Hay gente que piensa que es el momento de Eslovenia. Unos pocos creen que ha llegado el momento de Siskauskas. Yo me incluyo en el segundo grupo y no por apuntarme un tanto después del partido.

Eslovenia se ha caracterizado en este torneo por jugar con mucho sentido común, sin todas sus estrellas pero con más equipo. Buscando en todo momento la mejor opción sin perder los nervios, con un Lakovic más centrado que en Barcelona y con un Smodis de perfecto abrelatas. Los jugadores de Pipan estaban en el partido pero a Lituania le quedaba un as en la manga.

Quien se hizo entonces con el mando del partido fue Ramunas Siskauskas, el termómetro de cualquier equipo campeón. Por eso Messina se apresuró en ficharle este verano. Y sabe lo que se hace.

A Siskauskas también se le podría apodar “suma y sigue” –como dice Montes- pero el lituano aporta mucho más que Carlos Jiménez. Puede jugar de base, de escolta, de alero y defender al “4” rival. Hace de todo y lo hace sin ningún gesto de esfuerzo en la cara. Estadísticas suyas de la última Euroliga en mano, se puede observar que sus prestaciones fueron aumentando con el paso de la competición. En la primera fase jugó una media de 23 minutos por partido, terminando con una valoración de 8,5. En el Top16 su promedio de minutos subió a 31 de media y acabó valorando 12,5 puntos por partido. Así, hasta terminar jugando 33 minutos de media en los dos partidos de la Final Four y valorar 21,5.

Viendo esto no sorprende su actuación ante Eslovenia. Y dejando a un lado las estadísticas, manejó el equipo como un base, tiró como uno más en esta selección y sacó faltas debajo de canasta como un alero alto. Todo esto, eso sí, a una o dos marchas menos que Jasikevicius, pero su equipo acabó ganando de sobras.

Hay que recordar que en el Panathinaikos de Batiste, Diamantidis, Becirovic y compañía, Siskauskas fue el jugador que jugó más minutos. Obradovic también sabía lo que hacía y el equipo acabó como campeón de la Euroliga.

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