viernes, 28 de septiembre de 2007

Las pulgas de Pinhas


Ioannis Bourousis (2,10 m.), Jake Tsakalidis (2,18 m.), Loukas Mavrokefalidis (2,08 m.) y podría continuar. Uno de los juegos interiores más altos de Europa, si no el más alto, se enfrentaba el miércoles al Ricoh Manresa. Y dejaron en casa a Schortsanitis (2,06 m.). Era el partido de presentación del equipo catalán y otra oportunidad interesante para hacer caja. La pretemporada del Ricoh ha sido muy buena y el rival tenía un buen cartel, pero sólo acudieron al Nou Congost unas 1.500 personas.

El partido fue más bien un entreno y los árbitros –ACB los tres– miraron que los griegos no se fueran muy rápido en el marcador, cosa que por potencial pudieran haber hecho. Antes del partido desfilaron los preinfantiles de la casa, para mostrar que el club sigue trabajando con los chavales de la cantera, y entonces se hizo la presentación de los dos equipos al estilo NBA. El espectáculo estaba servido, pero el entrenador del Olympiacos, Pinhas Gershon, guardaba su particular ‘show’.

Transcurría el segundo cuarto cuando Amorós le señaló dos técnicas a Gershon por protestar. El entrenador israelí estaba invadiendo el campo y no paraba de chillar. Ante la medida adoptada por el árbitro catalán, Gershon se dirigió a la parte del público que le quedaba a su derecha para decirles que no tocaran los tambores tan fuerte que si no él no se podía comunicar con sus jugadores. Empezaba el espectáculo de verdad. El señor Gershon se vino arriba y se vio capaz de enfrentarse él solito al público y a los árbitros. La segunda técnica le excluía del partido, pero él se cruzó de brazos y amenazó con quedarse. Amorós insistió en que debía abandonar el parquet y el señor Gershon insinuó entonces con largarse con todo el equipo. De película. El pastel estaba servido y tuvo que ser entonces el jefe de prensa del Ricoh Manresa quien desde la cancha llamara al presidente, Josep Vives, para que bajara a solucionar el problema. Tremendo.

Vives dialogó unos instantes con Amorós mientras Gershon seguía cruzado de brazos, esta vez apoyado en una de las vallas publicitarias. El partido llevaba ya unos cuantos minutos parado, pero lo que se estaba cociendo en la cancha era para seguirlo con palomitas desde la grada. Se escucharon algunos silbidos pero, aunque el Nou Congost hubiese estado lleno, dudo que el entrenador del Olympiacos se hubiera inmutado.

En un momento supongo que el señor Vives le dijo al árbitro que quizás las dos técnicas eran demasiado, que era un partido de preparación, que sólo estábamos en el segundo cuarto… Total, hubo acuerdo entre los dos, Gershon pudo seguir en la cancha y el partido se reanudó. A partir de entonces no hay mucho más que contar. El equipo manresano intentó no descolgarse en el marcador pero el cuadro heleno –con un Woods muy destacado– se acabó imponiendo, como era de esperar.

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