El Unicaja de Málaga empezó la temporada con un juego mediocre, lastrado por las lesiones y hundido en la tabla de clasificación, pero ha sido llegar el momento decisivo de la liga y ponerse en forma para afrontar los playoffs con serias opciones de plantarse en semifinales. Antes tendrá que deshacerse de una de las revelaciones de la liga, el Power Electronics Valencia.
El conjunto de Aíto fue objeto de una renovación total de su plantilla, sobretodo en lo que a la columna vertebral se refiere con la marcha de jugadores como Cabezas, Haislip, N'Dong y Kelati. Empezaba una etapa nueva con una apuesta por la juventud que combinaba jugadores nacionales y extranjeros. Llegaron Printezis, Saúl Blanco, Joel Freeland y Guille Rubio. Solo Freeland ha conseguido ser regular y demostrar el nivel que mantuvo en temporadas anteriores en el Gran Canaria. Printezis y Saúl Blanco han estado muy lastrados por las lesiones y solo han podido dar muestras de su calidad a cuentagotas. De Guille Rubio no se supo más.
A todo esto hay que añadir el paso de varios temporeros como Shammond Williams, Larry Lewis, Pooh Jeter, Taquan Dean y Juan Dixon. Solo Lewis cumplió con el papel adjudicado, el de cuarto hombre en la rotación interior para dar descanso a los supuestos titulares y Juan Dixon, que apuntaba maneras pero dejó con la miel en los labios a los aficionados andaluces por su caso de doping.
Precisamente en una de las posiciones que ha tenido más cambios esta temporada ha sido la de base. Con la marcha de Cabezas se rompía el matrimonio perfecto y tenia que asumir la manija Omar Cook, muy cuestionado toda la temporada a pesar de haber acabado como el mejor asistente de la competición. Se fichó a Pooh Jeter y a Shammond Williams, dos playgrounds que miran más por su estadística que por la del equipo. No funcionaron. Después llegó Dowdell que tampoco es la pieza necesaria pero que parece la opción menos mala de todas.
Todos estos contratiempos dejaron al Unicaja fuera de la Copa del Rey y con Aíto Garcia Reneses cuestionado no, cuestionadísimo.
El equipo claramente ha ido de menos a más, sobretodo a partir del momento en que el físico ha respetado a los jugadores y cuando se borró del horizonte la ansiedad para entrar el la Copa del Rey y la presión de la Euroliga. El conjunto del Martín Carpena se está reinventando y esos procesos llevan su tiempo. A su favor cuentan con una cosa, tienen al catedrático Don Alejandro llevando el timón de la nave.
Ahora el equipo parece haber cogido la senda adecuada y llega a la fase final de la liga en un gran momento de forma. El Valencia será un hueso duro de roer, pero que la eliminatoria sea a tres partidos y la dinámica del equipo pueden decantar la balanza del lado malagueño.
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