martes, 9 de febrero de 2010

"Los Playmobil"

Quién no ha jugado alguna vez con esos pequeños juguetes recreando campamentos indios, pequeñas ciudades o un abordaje pirata. Pero quizás lo más singular de esas pequeñas figuritas de plástico eran sus cuerpos fabricados con un molde único y sus rudimentarios movimientos articulados.

Igual de rudimentarios que la mecánica de tiro que tiene el jugador del Cajasol, Tariq Kirksay. Los dos pies plantados en el suelo acompañados de un extraño arqueo de los brazos, un estilo similar al de otro jugador que pasó por Sevilla con una mecánica muy especial, Kakiouzis. El griego no era peculiar solo por sus tiros de tres, también por medir más de dos metros y solo haber conseguido machacar el aro una sola vez en sus cinco temporadas en la ACB. A pesar de lo antiestético, Kakiouzis tenía uno de los mejores porcentajes en tiros de dos de toda la competición.

Si hablamos de ex ACB no podemos pasar por alto un mito del baloncesto como Bodiroga. Quizás la mecánica "ortopédica" más efectiva de la historia del baloncesto europeo. Sus tiros libres eran un espectáculo: mirada al infinito, dos movimientos para erguir el cuerpo y lanzamiento perfecto. Cada vez lo repetía idéntico, tiro tras tiro el ritual era el mismo y el resultado también. Punto para Dejan.

Pero para tiros libres estrambóticos los del jugador del CSKA de Moscú, Sokolov, que tira con una mano. Un estilo más efectivo para competir contra Manolo Martínez en la prueba del lanzamiento de peso que para meter la pelota en el aro. Eso sí, si hay un rey del tiro libre ese es Shaquille O'Neal. Genio y figura, al cinco más dominante del planeta solo se le puede parar a base de faltas y llevándolo a la línea personal. Sus números hablan por si solos, esta temporada lleva un pobre 51% en tiros de 1 punto, una estadística que no está nada mal para ser Shaq Atack.

Ninguno de estos jugadores servirá de ejemplo en las academias para enseñar a tirar a los niños, pero en el baloncesto no todos pueden ser Allan "Hilo de seda" Houston. A pesar de eso, al final lo que importa es que la pelota entre, tirando a lo "Hilo de Seda" o a lo "Playmobil".

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